La noche azul
En
cierto momento Cristina se calla... Apenas si envía tuits que son, sin
embargo, como punzantes dardos: Machirulo lo llama a Macri Blanco
Villegas.
Pasa el tiempo, a un ex - colaborador cercano, ministro de Néstor, enemistado durante
años con ella, Alberto Fernández, se le ocurre una idea al parecer
inocua: Le dice – ¿Y si escribís un libro?–. Cristina, veloz,
recoge el desafío. Lo escribe. Lo publica. Agota 4 ediciones hasta
la fecha (300.000 ejemplares...) y el libro se vende en los quioscos de
diarios, en las librerías y se lee.
Un programa de televisión del
9/5/19 muestra el interior de un vagón del conurbano... Sinceramente luce entre las manos de obreros, de miembros de
la clase media, de trabajadoras en casas de familia, de estudiantes,
en fin: en manos del pueblo.
Los
editores y los libreros salen de su letargo gracias a una mujer a la
que el execrable Lanata llamó en su show televisivo vieja de mierda.
Y
llega el día 9/5/19. Se presenta el libro en la Feria del Libro, en
la sede de Sociedad Rural malvendida (por Méndez en la década del 90...). En
la sala Jorge Luis Borges mil invitados, el gratén de la política,
Madres y Abuelas e Hijos, la cultura, empresarios, ¡hasta Vila!, el
espectáculo – cantantes, actores y actrices, cómicos –
referentes de los Derechos Humanos, periodistas (no todos,
naturalmente...). En los pabellones de la Feria, merodeando por los
puestos o stands, militantes, jóvenes, hombres y mujeres de mediana
edad, viejos y viejas, con banderas y pañuelos algunos, no todos.
Una bandera con la efigie de Cristina estampada y la leyenda “Vamos a Volver” cuesta $100. Un pañuelo $40 o $50. Y eso la mayoría de los argentinos no se lo puede permitir.
Una bandera con la efigie de Cristina estampada y la leyenda “Vamos a Volver” cuesta $100. Un pañuelo $40 o $50. Y eso la mayoría de los argentinos no se lo puede permitir.
Afuera,
personas que esperan a familiares, amigos o conmilitones bajo la
lluvia. Con o sin paraguas. Con o sin pilotos de plástico que
también se venden a buen precio.
Por
fin, a las 8 de la noche aproximadamente Cristina habla. Para los
1000 sentados y concentrados en la Sala J.L.B. y para los que
pudieron pagar la entrada y la oyen en el patio de la Rural que da a
Sarmiento y para la multitud que ruge en la calle bajo la lluvia, por
momentos intensa, por momentos más clemente.
Sin presencia policial. Curioso.
Sin presencia policial. Curioso.
El discurso es sereno pero firme. Trufado de alusiones pero sin nombrar a Mugricio. Cristina habla del pasado: habla del Pacto Social de José Ber Gelbard, un ex vendedor de corbatas por el interior, avispado, peronista de origen PC de la CGE; de Perón en su último discurso (“llevo en mis oídos la música más maravillosa que es la voz del pueblo argentino”. Cito de memoria...); del presente, triste, descorazonador, fúnebre; del futuro: un gran frente nacional y popular que retomará lo hecho, corregirá los errores (Cristina autocrítica, para sorpresa de los Van der Kooy y Kirschbaum...) y avanzará hacia la enmienda de los horrores económicos-políticos-culturales cometidos por esta banda de ladrones aprovechadores cipayos neoliberales mafiosos auto - llamados “el mejor equipo de los últimos 50 años”…
Cristina
sabe que la tarea será sumamente difícil, atravesar un precipicio
FMI con la perspectiva de caer en un pantano de yacarés hambrientos
– Magnetto los Saguier y cía. – pero asume la tarea y sabe, ya
lo sabe, que su pueblo la está sosteniendo, cada día más, para
desazón de los oligarcas y gorilas, cada día unos votos más, hasta
terminar, esperemos, en una avalancha en un tsunami de votos que
barra por lo menos por cuatro años esta pésima película de horror
(in)digna de John Carpenter.
Sin
un incidente, al grito de Vamos a Volver Mauricio Macri la puta que
te parió Si la tiran a Cristina al bombo va a haber quilombo
Sinceramente le copamos la Rural y los clásicos de la militancia más
la marchita nos retiramos.
Quien en un auto quien al subte, quien a un colectivo con SUBE o naranja de colegio rumbo al conurbano.
Tranquilamente como si esta noche no hubiera ocurrido nada.
Quien en un auto quien al subte, quien a un colectivo con SUBE o naranja de colegio rumbo al conurbano.
Tranquilamente como si esta noche no hubiera ocurrido nada.
Pedro
Vialatte
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