lunes, 19 de marzo de 2018

Desde El Salvador: Santiago Maldonado ¡Presente!












Las comunidades campesinas del norteño departamento de Chalatenango, se reunieron para conmemorar la masacre del Río Gualsinga, cometida en 1984 por tropas del Ejército y asesores norteamericanos, durante lo que se conoció como "guerra de baja intensidad", con el objeto de aniquilar las poderosas fuerzas populares organizadas por la Revolución Salvadoreña, encabezada por el FMLN. En ese marco, las comunidades reunidas recordaron a nuestro Santiago Maldonado. Y todo sucedía mientras su hermano Sergio y la compañera de éste, Andrea Antico, debían padecer seguimientos, amenazas y aprietes de parte del Estado de Excepción Macrista.


El homenaje campesino salvadoreño no se limitó a la suculenta comida que sugieren las fotografías de nuestro corresponsal, ni al oficio religioso a cargo del padre Tilo (Rutilio) Sánchez - discípulo de Monseñor Oscar Arnulfo Romero - sino que se extendió a protestas y piquetes realizados frente a la propia embajada argentina en San Salvador.





              
       FOTOS: El Proletario Suizo

              Corresponsal de la Biblioteca de Villa Manuelita en El Salvador



El siguiente es un fragmento de testimonio que brindó ante la comunidad, acerca de la Masacre del Río Gualsinga, Tita, la señora que figura en la novena foto:


"De pronto aparecieron unos soldados que traían atados a un grupo de ancianos y mujeres, los iban a matar. No sé cómo, pero me le zafé al soldado que tenía en la espalda y, de pronto, me puse de pie delante de estas compañeras y compañeros y les grité: ¡Mátenos, así en frío, mátenos sabiendo que somos su sangre, que somos hermanos! Desconcertados bajaron el fusil, no dispararon. Me amarraron con las manos por detrás al igual que el resto de sobrevivientes.

"De pronto, vi que el bebé de la compañera asesinada se movía y les dije: Denme ese niño, está herido. Un soldado agarró de los dos piecitos al bebé y le estrelló la cabeza contra un árbol, matándolo y dijo: “A mi ninguna vieja me va a dar órdenes, todos ustedes son malditos, este (refiriéndose al bebé estrellado contra el árbol) es un maldito”.

"Me separaron del grupo de gente que habían capturado y me llevaron cerro arriba, de pronto, apareció una niña de unos dos años, desorientada, asustada, horrorizada de que los soldados me trajeran amarrada con los fusiles puestos en mi espalda, yo me agaché y le dije: Mamita, no tenga miedo, no nos van hacer nada y se me colgó del cuello, se me prendió, yo no la podía abrazar porque estaba amarrada por detrás, los soldados no me la quitaron, me levanté con ella prendida a mí y en secreto le hablaba para que no tuviera miedo.

"De repente, ahí estaban unos soldados con un grupo de gente, uno de ellos le decía a gritos a una compañera con su niño en los brazos: "¿Cómo te llamas?, ¿te llamas cabrona, verdad?, maldita". Yo le grité, ¡Respete a la señora! La compañera a gritos me dijo: ¡Cállese Tita, que la van a matar!... Ahí me quitaron la niña y a empujones se la llevaron al grupo.

"A mí me llevaron al puesto de mando. Esa es otra historia de torturas…

"Después en el recuento: 11 niñas y niños desaparecidos, 53 niñas y niños asesinados y 36 mujeres, 2 ancianos."

Y para el análisis retrospectivo de la historia propia de nuestro pueblo, el pormenorizado rescate que vienen haciendo de nuestros pasados colorados para poder afrontar estos tiempos de calamidad amarilla, los kátaros kabecitas de la Bibioteca de Villa Manuelita; dejamos constancia de la consigna de nuestros paisanos salvadoreños, enunciada por Tita al finalizar su relato, y de curiosas resonancias locales:

¡SALVEMOSNOS EN MAZORCA, EN MATATA, EN COMUNIDAD, COMO DECIA EL PADRE RUTILO GRANDE!

¡Qué imagen poderosa la mazorca! ¿No? Frente a tantos "representantes"que elegimos, solo para darnos cuenta de que ya jugaban para el otro lao. Además de ser el primero en hacer trabajar nueve arados simultaneamente en campos que arrendaba, algo sabía don Juan Manuel del significado político de los términos, sintonizados con usos y costumbres de las culturas populares nuestramericanas.


                                                                 Kamarada Dock Sur
                                                               (El Amigo de Ernie Pike)
                                                                                                

NOTA: Cuando los Santos Vienen Marchando, cantaba Louis Armstrong. El padre Rutilio Grande evocado en la consigna de Tita, es un sacerdote que laburaba como camionero y organizó las comunidades campesinas de Aguilares durante los años 70.
FOTO: El Proletario Suizo


Querido y muy recordado entre las gentes, como lo muestra la remera del muchacho, Rutilio Grande integraba los cuerpos orgánicos de las gloriosas Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí", fue vilmente asesinado por los Escuadrones de la Muerte, creados a su vez por la Oligarquía del actual partido ARENA desde el fondo de los tiempos históricos de su dominación, pero en este caso, reciclados a principios de los años 60 como parte de las doctrinas entonces llamadas de Seguridad Nacional, que extendieron el Terrorismo de Estado desde el Río Bravo a la Tierra del Fuego.  Es vox populi entre los humildes del país centroamericano que ese asesinato le cambió la vida y la conciencia a quien era su amigo del alma: Oscar Arnulfo Romero. De ser por ellos, y nosotros estamos de acuerdo, el Papa Francisco debería sumar a Rutilio apenas canonice a Monseñor. No solamente estamos de acuerdo, sino que, siempre desde testimonios existentes dentro de la Biblioteca de Villa Manuelita, adelantamos dos nombres de curas argentinos mártires: José Tedeschi y Miguel Angel Nicolau, sobre los cuales volveremos a tratar.


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