Las
comunidades campesinas del norteño departamento de
Chalatenango, se reunieron para conmemorar la masacre del
Río Gualsinga, cometida en 1984 por tropas del Ejército y
asesores norteamericanos, durante lo que se conoció como "guerra
de baja intensidad", con el objeto de aniquilar las poderosas
fuerzas populares organizadas por la Revolución Salvadoreña,
encabezada por el FMLN. En ese marco, las comunidades reunidas
recordaron a nuestro Santiago Maldonado. Y todo sucedía
mientras su hermano Sergio y la compañera de éste, Andrea Antico,
debían padecer seguimientos, amenazas y aprietes de parte del Estado
de Excepción Macrista.
El
homenaje campesino salvadoreño no se limitó a la suculenta comida
que sugieren las fotografías de nuestro corresponsal, ni al oficio
religioso a cargo del padre Tilo (Rutilio) Sánchez - discípulo de
Monseñor Oscar Arnulfo Romero - sino que se extendió a protestas
y piquetes realizados frente a la propia embajada argentina en San
Salvador.
FOTOS:
El
Proletario Suizo
Corresponsal de la Biblioteca de Villa Manuelita en El Salvador
El
siguiente es un fragmento de testimonio que brindó ante la
comunidad, acerca de la Masacre del Río Gualsinga, Tita, la señora
que figura en la novena foto:
"De
pronto aparecieron unos soldados que traían atados a un grupo de
ancianos y mujeres, los iban a matar. No sé cómo, pero me le zafé
al soldado que tenía en la espalda y, de pronto, me puse de pie
delante de estas compañeras y compañeros y les grité: ¡Mátenos,
así en frío, mátenos sabiendo que somos su sangre, que somos
hermanos! Desconcertados bajaron el fusil, no dispararon. Me
amarraron con las manos por detrás al igual que el resto de
sobrevivientes.
"De
pronto, vi que el bebé de la compañera asesinada se movía y les
dije: Denme ese niño, está herido. Un soldado agarró de los dos
piecitos al bebé y le estrelló la cabeza contra un árbol,
matándolo y dijo: “A mi ninguna vieja me va a dar órdenes, todos
ustedes son malditos, este (refiriéndose al bebé estrellado contra
el árbol) es un maldito”.
"Me
separaron del grupo de gente que habían capturado y me llevaron
cerro arriba, de pronto, apareció una niña de unos dos años,
desorientada, asustada, horrorizada de que los soldados me trajeran
amarrada con los fusiles puestos en mi espalda, yo me agaché y le
dije: Mamita, no tenga miedo, no nos van hacer nada y se me colgó
del cuello, se me prendió, yo no la podía abrazar porque estaba
amarrada por detrás, los soldados no me la quitaron, me levanté con
ella prendida a mí y en secreto le hablaba para que no tuviera
miedo.
"De
repente, ahí estaban unos soldados con un grupo de gente, uno de
ellos le decía a gritos a una compañera con su niño en los brazos:
"¿Cómo te llamas?, ¿te llamas cabrona, verdad?, maldita".
Yo le grité, ¡Respete a la señora! La compañera a gritos me dijo:
¡Cállese Tita, que la van a matar!... Ahí me quitaron la niña y a
empujones se la llevaron al grupo.
"A
mí me llevaron al puesto de mando. Esa es otra historia de torturas…
"Después
en el recuento: 11 niñas y niños desaparecidos, 53 niñas y niños
asesinados y 36 mujeres, 2 ancianos."
Y
para el análisis retrospectivo de la historia propia de nuestro
pueblo, el pormenorizado rescate que vienen haciendo de nuestros
pasados colorados para poder afrontar estos tiempos de calamidad
amarilla, los kátaros kabecitas de la Bibioteca de Villa
Manuelita; dejamos constancia de la consigna de nuestros paisanos
salvadoreños, enunciada por Tita al finalizar su relato, y de
curiosas resonancias locales:
¡SALVEMOSNOS
EN MAZORCA, EN MATATA, EN COMUNIDAD, COMO DECIA EL PADRE RUTILO
GRANDE!
¡Qué
imagen poderosa la mazorca! ¿No? Frente a tantos "representantes"que
elegimos, solo para darnos cuenta de que ya jugaban para el otro lao.
Además de ser el primero en hacer trabajar nueve arados
simultaneamente en campos que arrendaba, algo sabía don Juan Manuel
del significado político de los términos, sintonizados con usos y
costumbres de las culturas populares nuestramericanas.
Kamarada
Dock Sur
(El Amigo de Ernie Pike)
(El Amigo de Ernie Pike)
NOTA: Cuando los Santos Vienen Marchando, cantaba Louis Armstrong. El padre Rutilio Grande evocado en la consigna de Tita, es un sacerdote que laburaba como camionero y organizó las comunidades campesinas de Aguilares durante los años 70.
FOTO: El Proletario Suizo |
Querido
y muy recordado entre las gentes, como lo muestra la remera del
muchacho, Rutilio Grande integraba los cuerpos orgánicos de las
gloriosas Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí",
fue vilmente asesinado por los Escuadrones de la Muerte, creados a su
vez por la Oligarquía del actual partido ARENA desde el fondo de los
tiempos históricos de su dominación, pero en este caso, reciclados
a principios de los años 60 como parte de las doctrinas entonces
llamadas de Seguridad Nacional, que extendieron el Terrorismo de
Estado desde el Río Bravo a la Tierra del Fuego. Es vox populi
entre los humildes del país centroamericano que ese asesinato le
cambió la vida y la conciencia a quien era su amigo del alma: Oscar
Arnulfo Romero. De ser por ellos, y nosotros estamos de acuerdo,
el Papa Francisco debería sumar a Rutilio apenas canonice a
Monseñor. No solamente estamos de acuerdo, sino que, siempre desde
testimonios existentes dentro de la Biblioteca de Villa Manuelita,
adelantamos dos nombres de curas argentinos mártires: José
Tedeschi y Miguel Angel Nicolau, sobre los cuales
volveremos a tratar.
Excelente y estremecedor testimonio de lucha latinoamericana.
ResponderBorrarGracias!