El peronismo es como las demás herejías católicas y siempre vuelve como una anomalía, por eso nosotros para entender mejor cómo viene la mano, cada vez que de amucharnos se trata, volvemos a la Biblioteca de Villa Manuelita.
Sostienen algunos que Villa Manuelita es un mito de 1955, pero nadie podría decir que José Ber Gelbard – judío y comunista - designado por Juan Perón en 1973 para romper el bloqueo yanki contra Cuba, sea un mito; menos todavía, la ORDEN DE BAJAR LOS CUADROS.
Herejía por un lado, herejía por el otro; eso es justamente una anomalía política y para eso están las bibliotecas: para bajar a tierra todos los paradigmas y hacerlos pelota en la diaria, desde el comedor comunitario, la comisión interna gremial, la cooperativa o la empresa recuperada.
La Biblioteca de Villa Manuelita guarda la memoria existencial de todas las luchas, referenciándose para ello en la relación entre dos figuras emblemáticas.
El primero de los Hijos de la Tempestad a orillas del Riachuelo y sus barrios y luchas proletarias: Benito Quinquela Martín y el primero de los borrados por el Estado de Excepción Macrista, bajo su concepción de la Educación, modelada según la llamada Conquista del Desierto: nuestro ilustre Zamba...
Los Movimientos Obreros, las guerras de Liberación y las Revoluciones de Nuestra América, sea cual sea el nombre propio colectivo que adopten, en cada etapa de la Historia, porque somos concientes que, ni el exterminio ni la traición han podido, ni lo podrán, pasar al cuarto las luchas por los Derechos Naturales de la Humanidad y la ética personal de la Primacía Moral de las Obligaciones sobre los Derechos, o de la Reciprocidad cotidiana en las comunidades, también conocido como Ayni - encarnado en esta anomalía política de las multitudes.
Como las comunidades de los Kátaros y Trovadores del sur de Francia conocieron en carme propia en el Siglo XII, los modales oligárquicos se sostienen en antiguas tecnologías del dominio, donde una Orden dada equivale a una amenaza de Muerte, y cualquier consigna, está destinada a revertir una idea, pudrir un sentido, dar vuelta un cuerpo mientras te dicen relájate y goza.
Son anti – políticas, si entendemos la política como la entendía Aristóteles.
Son anti – humanas, si seguimos el ejemplo de Jesús o de Espartaco.
Pero siempre son letales y por lo general clonadas cada vez que la clase dominante se siente cuestionada, como lo demuestran las Hogueras modernas, la Inquisición desatada por los poderes transnacionales, mediáticos y financieros del Capital; contra los cuales la Biblioteca de Villa Manuelita mantiene una cuestión personal, desde el mismo instante que fue pintada como consigna de resistencia en cien barrios a la vez.
Los Ellos, como los denominaba entonces nuestro entrañable Germán Oesterheld, lo saben y muy bien.
Los Ellos, los Magnetto, lo Macri, los Melconian, los Dujovne, los Bullrich, los Peña, los Frigerio, los Quintana, etc. se amurallan en dos sentimientos superlógicos para descargar el mismo Odio
Primero, el espanto de una Plaza Obrera en Octubre, por el cual ellos mismos se figuran expulsados del paraíso terrenal y - puestos ante la pesadilla de tener que ganarse el pan con el sudor de su frente - el segundo, fatal, impune, actualizado con cada día que pasa bajo el regimen macrista.
Tan es así que a sesenta años transcurridos, no vacilan en festejar el crimen colectivo de Junio de 1955, cuando convierten aquella Plaza de la Democracia en un Pearl Harbour contra sus propios paisanos.
Y “Cristo Vence” pintado en el fuselaje de los aviones, una Ex – comunión del Vaticano contra el Presidente Electo, que van a condicionar el siguiente medio siglo argentino.
Tanto o más que la tutela yanki del Partido Militar durante la llamada Guerra Fría, como el propio Papa Francisco ha sido el primero en denunciarlo, gesto en sintonía similar de la solidaridad histórica del peronismo hacia la Cuba bloquedada y asediada.
La persistencia histórica de ese rencor oligárquico – inconfesable a medida que pasa el tiempo - se quiso alguna vez enigma, se autodenomina grieta para echarle sal a las heridas, pero es tan insaciable en su angurria, que la turrada siempre vuelve a las andadas, por lo general igual a sus propios, monstruosos, fantasmas.
Por eso la historia hegemónica de Los Ellos no es más que un cuentito para hacer los mandados - tal como aprendíamos a conocerlos a mediados del siglo XX en la cuadra - mientras cambiábabamos las revistas Idilio de nuestras tías por los Misterix y Rayo Rojo de los pibes.
¡Otra que Sarmiento, de quien guardamos sus obras! Sarmiento se mandaba. Genio y criminal no se dejó mandar, se mandaba. La de Los Ellos, en cambio, es una historia mandada a hacer.
Por eso son incapaces de hacer nada bien. Ni siquiera una escuela nueva, ni digamos parar la inflación. Y sin embargo salen a vender todo lo que es de todos, matan y desaparecen a la gente.
La cosa es que somos esta anomalía que sostiene contra viento y marea: La Patria siempre es el Otro.
La Biblioteca de Villa Manuelita, como te habrás dado cuenta, es muy parecida a la de Babel pero nuestros benefactores no son anónimos, nosotros heredamos bibliotecas, ya se trate de las antiguas Sociedades de Resistencia obreras, las ediciones señeras del uruguayo Rubén “Coco” Montes de Oca, fundador setentista de Editorial Sandino y uno de los cuatro primeros editores del Diario del Che en Bolivia y el primero que editó en Montevideo a Mario Benedetti; diversas e innominadas colecciones desenterradas del fondo de alguna casa, como la del militante portugués entre los laburantes colectiveros José Marques del Barrio de Los Hornos en La Plata; o directamente puestas a resguardo, entre los libros que Omar Gorini, preservó durante la Dictadura Cívico – Militar – Eclesiástica, mientras se conocía su sindicato – la gloriosa Asociación Judicial Bonaerense – como el “sindicato de los Almaceneros” entre menesterosos y perseguidos de toda laya, debido a la creatividad para mantener agrupada la membresía de los afiliados, a pesar del Terrorismo de Estado entre 1976 y 1983.
La Biblioteca de Villa Manuelita se siente orgullosa de prontuarios varios dentro del excell de los Verdugos y sus alcahuetes, la misma herejía del compromiso incondicional hacia los otros la inspira, siempre en la sintonía histórica de las Vanguardias Descamisadas de Evita.
Porque para los pueblos es tan inconcebible Além sin su sobrino; como lo son el Che sin Fidel; Bolívar sin Sucre y para sintetizar, la eternidad de dos que nos entraron a la historia del Siglo XXI: Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
Como diría Charly: “La música ya está hecha”.
La Biblioteca de Villa Manuelita es una actualización ideológico – política de una causa bimilenaria, se presenta como un espacio de arenga y se llama Hijos de la Tempestad para encontrarnos entre nosotros mismos.
Honramos la memoria de un vasco que militó y nos hizo músicas desde estas mismas calles en tiempos no tan fáciles para las ideas libertarias, antes de que todos diéramos un gran paso adelante histórico....
El amigo vasco que honramos se llama Mezo Bigarrena, es un suicidado de la sociedad de los Dos Demonios, no alcanzó a ser testigo de la Orden de Bajar los Cuadros que formó miles.
Entre los cuales cerramos filas frente a la calamidad amarilla y a los cuales nos dirigimos - dando dos pasos atrás, con tal de entendernos, otra vez resistentes.
Nos despedimos pues con el saludo habitual por estos días, entre Los Hijos de La Tempestad:
¡¡¡¡Abrazos por miles, uno por cada sorete fascista!!!!
Kamarada Dock Sur
(El Amigo de Ernie Pike)
(El Amigo de Ernie Pike)
Post - Scriptum: Esto para que no te vaya a pasar, hermano Mezo, como al cabo Miguel Skennon, el irlandés que - también enamorado de las calles y sus gentes y aunque no alcanzó a probar la pizza de Pirilo - pasa a disparar al lado los criollos en medio de las Invasión Inglesa de 1806, por lo cual será sometido a Consejo de Guerra y fusilado; para que recién un siglo y medio después, alguien se acuerde de él - según incunables a resguardo de la Biblioteca de Villa Manuelita - : "A Buenos Aires le falta una calle". Herminia C. Brumana. Editorial Losada. Bs. As. 1953
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