martes, 25 de septiembre de 2018

Generación Trelew


 

Para qué le habré preguntado al Proletario Suizo, nuestro corresponsal...

Es quien cuida la vida de todxs nuestrxs muertxs. No lo hace solo. Al Proletario Suizo le acompañan infatigables veteranas de Chalatenango Heróico.

Desde hace añares se toman el trabajo por los cinco partidos que integran el FMLN.

Y porque el que es un revolucionario, como reza el corrido, nunca lo da por muerto al otro.

Seguimos conversando.











¿Es nuestra Chofi la Rosa Amalia Cortés de la última efemérides que mandaste?... Podés confirmarlo con la Julieta”.... Y la encontró en una convención multitudinaria de nuestro movimiento y la Julieta, también conocida como Auri en ámbitos charraleros del glorioso Frente Apolinario Primera Línea de Fuego, se lo confirmó así nomás: “Murió en estado de abandono”.







Dos correos más y tres días de por medio, el Proletario Suizo (aún con celos...) aprovecha para resucitar a mi perro Guardián de Llanitos. Famosísimo entre la mara del Chalatenango de aquellos días, debido a su entrenamiento infantil, para reír (si uno así se lo ordenaba...) y cuidarnos por desición propia... Y así me ha tocado conocer que, en el interín, también Rhina Lilian Clará, nombrada Julieta o Auri en los Charrales, ha decidido acompañarnos desde la eternidad de nuestrxs amadxs.

Que es cómo solemos enteramos, indefectiblemente, de sus nombres y apellidos propios, o digámoslo así: legales.










Julieta (sentada muy atenta y a la izquierda en la foto...) era una militante todo terreno, cuando llegó al Trigal con dos niñas encomendadas a su cuidado. Un cierta discreción extrema, como para dar vida a sus actos, era su modo de ser, adquirido en circunstancias que desconozco pero imagino. Las pequeñas Eva y Victoria, pasaron una época muy difícil en el campamento de Gérman, esperando seguir camino para reencontrarse con su papá, asentado en la zona de Arcatao. Nunca nos vimos obligados a cruzar tantas veces el Sumpul, tiliches al hombro. Cierta vez, el Enano amagando hacernos re - cagar desde territorio hondureño, casi se lo comen crudo al Goyo, con las aguas barriéndole las rodillas, porque nos grita que retrasábamos la marcha:


- Mejor, fíjese en sus modos (Chofi)

- No son los de un revolucionario (Julieta)



Nuestro milagro diario fue la alegría de esas dos niñas, pero tanto Julieta como Chofi, se negaban a “hacer de madres”, ocupadas todo el día y no pocas de las noches, en las tareas que se nos encomendaba: la edición y distribución, llueve o truene, con el Enano encima o en el fondo de una quebrada en pleno temporal, del periódico Venceremos.








Cámbiele el paisaje a la hazaña más grande, alguna vez conocida, protagonizada por los pueblos durante el Siglo XX, quítele la nieve y el cemento, saque al nazi y sustitúyalo por un chelito macdonald´s echando los bofes, póngale guanacos conversando quedito la lengua de Quevedo y va a tener frente a Ud nuestro humilde Stalingrado.

Si todavía le caben dudas, vaya a Chalatenango y pregúntele a lss viejitxs por Gusnino.... Si no le alcanza el pisto para viajar, véase la peli de J.J. Annaud (Bajo fuego enemigo) y brinde a la salud de todos los aquí mencionados.

Nadie es capaz de leer como un(a) pobre que lucha por lxs otrxs.

Por algo toda esta historia empieza con el Pueblo del Libro.

Lxs primerxs en prohibirse poseer esclavxs... 







Aunque provenientes de dos extremos opuestos de la sociedad de clases, la reflexiones de la Julieta y la Chofi, mientras trabajábamos, son dignas de figurar entre lo mejor de la ideología práctica de las pobrerías laburantes.

Una Escuela Popular de la Contra - violencia, habida cuenta del combate colectivo diario desarrollado, contra esas operaciones ideológicas en gran escala, denominadas entonces “redes” (de consumismo y delación…) por la Contrainsurgencia norteamericana. Y constituyentes de la médula de la llamada Ingeniería del Consenso (E. Bernays) en todo tiempo y lugar del Capital.


- Nuestro partido se ha salvado de la destrucción, no pocas veces, gracias a la calidad humana de sus parejas (Julieta)...

- Igual entre nosotros, en San Vicente. Nuestros hombres muchas veces son dundos. Al Enemigo nunca hay que permitirle que se haga una idea. Se lo vence en el trato humano, usté (Chofi)







Julieta era una mujer notable por lo hermosa, pero no conocí otra compañera más aburrida, esa es la palabra, con el machismo nuestro de cada día. Ni más discreta ante el dolor o indignada hacia la hipocresía ambiente en ámbitos partidarios. Bien sabido es, la Conciencia embellece a quien pelea por los de más. Y a la categoría negativa “machismo – leninismo” la tenía en la punta de los labios. Chofi, por otros caminos, llegaba a las mismas conclusiones: “En la vida anterior nuestra, se decía el sueño es hombre, pero hay que ver si como ronca, duerme... Eso, también se decía...”

Ni siquiera el Firulay, a quien debíamos la vida gracias a una mina que detuvo al Enemigo una noche entera, pero a costa de sus propias manos y nuestro jefe de Campamento a la sazón, se podría librar de la crítica de Julieta y Chofi.

Y ni se diga cuando se les sumaba la Negra Ana María. La Filomena admirada por el Negro Hugo como mujer combatiente del primer destacamento de las Uvé en los tiempos de la Guerra Descalza. Y la más joven de nuestro equipo transhumante:
- Firulay es un  hostigue. Vos lo consentís demasiado. Eso no me parece bien. 
      - Usté, lo considera porque es heróico pero se equivoca – cerraban filas las tres.
- Está bien, ya es mucho chambre todo esto.

- Nové. Ahora usté que nos acusa… – la última palabra debía ser de las tres, como corresponde - ¡Y quién es el que empieza!

 
 


 

Rescato frases perdidas tal vez por otra asociación de ideas, pero la memoria me las devuelve al compás de las tareas, por eso digo: memoria de masa. Cada tareia era un reto entonces. El Venceremos salía como un relojito, hagamos pues camisetas para la mara y serigrafía... A saber cómo es eso hagámoslo y ya...

- Pavel sabe, preguntémosle (Chofi)

- Tiene pereza pero nos va a explicar lo que no sepamos (Julieta)
Como no debe existir mayor atractivo entre gentes de trabajo que mirar trabajar a los otros, a la Eva y a la Victoria que dibujaban mientras cotorreaban a la par nuestra, se le sumaban los compañeros de Seguridad: Felipito, Matiítas, Robertillo, Gusnino y, le voy a decir Sebas pues he olvidado imperdonablemente cómo se llamaba, un genio del dibujo (infinitamente más talentoso que este servidor... ) capaz de desarrollar un combate con todos los detalles en una hoja de cuaderno y a todo color, combatiente por combatiente, soldado por soldado, arma por arma... 

Hasta que llegó la tarea de editar la Vida de Van Troi, un verdadero bestseller salido de factorías propias, gracias a nuestro mimeógrafo vietnamita, también conocido como “de palo”: marco de madera, tela para serigrafía y una espátula labrada de una vieja llanta de tractor por el genial Chespirito de Arcatao, mientras observaba, en el Limón, Montañita abajo de dónde se apostó por esos mismos días el militante comunista argentino Marcelo Feito, cómo nos fatigábamos al pedo con cierto artilugio de madera.

- Las bichas sanitarias están enamoradas de Van Troi (Chofi)

- Muchas veces les negamos los sentimientos... (Julieta)

Y no se a cuál de las dos se les ocurrió la gran idea: “Porqué no les pedimos a los Compas que hagan poemas y se los editamos?”...

Todavía me acuerdo la cara y la respuesta del Cabito:

- Pero yo lo más que escribo es un correo para Gérman....

- Usted, hágalo como le salga, acá se lo cortamos en versos....

 De eso se trató la Revolución Salvadoreña. 
 
 



El poema tal vez más logrado de los Charrales entonces, se titulaba “Mataras” y fue creación de una compañera recién llegada de la Metro (San Salvador) – bastante ninguneada subjetivamente por su pareja, cuadro “machista – leninista” el tipo - pero el hallazgo más festejado con Julieta y Chofi, fue una delicadísima metáfora de Maclovio, acerca de la última vez que lo habían herido: “Dos aires sentí/ entrarme al pantalón”.

En la discusión que tuvimos que dar “ante los organismos” para que aceptaran el dibujo de Sebas (o como se llame) en la Portada del folleto, hubo que afrontar el ridículo hasta que Gérman laudó a favor nuestro.

La mara tenía su poemario y quién les podría quitar lo bailado.
 

 
Cada vez que las recuerdo a Julieta y a Chofi, ahora que vamos quedando cada vez menos capaces de hacerlo desde la memoria de masa, su memoria se asocia a los peores tiempos que le tocara pasar a nuestro pueblo y su causa libertaria.
Esto viene de hace muchos años, si no siglos.

Mi – Nuestra generación…

Desde aquí en la Argentina hasta allá, El Salvador, podemos denominarnos La Generación de Trelew. Nos encuentra juntos la masacre del 22 de Agosto de 1972 y la solidaridad presta de las FPL Farabundo Martí al debutar durante su Primer aniversario, 1973 en San Salvador.



 




Nuestra generación tuvo en común el mismo concepto de la Política. Ese que nos previene: a la clase dominante, para que haya Democracia y no simplemente una pantomima electoral, no le cabe el papel de clase dirigente. Aristóteles pensaba lo mismo... O para no irnos tan lejos como la cabrona Hélade, el padre Montesinos al decirle, por primera vez, a nuestros hermanos emplumados: “Ustedes y nosotros, somos hermanos de Jesús”...

Y aquel achichincle arenero o macrista Diego de Colón, que le reclama: “¡Qué les está diciendo, Padre! ¡Cómo mierdas los hacemos trabajar ahora!”....

De modo tal, es imposible desligarlas a Julieta y a Chofi de cierta certeza por la cual, todos nosotros mal llamados sobrevivientes, debemos a las mujeres militantes - como colectivo del corazón de Virginia Peña Mendoza, nuestra amada Chana, ellas dos estarían de acuerdo con lo que escribo - el haberle podido doblar el codo a la Muerte y al Genocidio. Haberlo podido durante el lapso histórico del mayor y más despiadado despliegue del Poder del Imperio y la Clase de Los Oligarcas, contra los Engendrados.

- Calidad de compa que tenía Chana: el Chusón (Julieta)




Mujeres libres e infatigables todas ellas. In-so-bor-na-bles en el Afecto. Capaces de cargar con todas las angustias del colectivo entero en el peor de los trances. Sin especular ni esperar órdenes. Creaban alternativas de Vida a su paso. Creo que es un rasgo que se remonta a los tiempos más atávicos de la Humanidad sobre la Tierra: toda sobrevivencia colectiva se les debe. Sea en la Querella de las Mujeres que le abriría el camino a Robespierre y su rescate de los Derechos Naturales o en la empresa histórica de los Libertadores de Nuestra América. Sea en el medio del Amazonas, entre los Sioux o en la Tierra del Fuego de los extintos Selknam. Pero en el caso particular de nuestros Charrales, harto conocían ellas la servidumbre burguesa, el teatro de la crueldad matrimonial, como para renunciar al goce de la ternura entre camaradas.

Tanto Eva como Victoria tuvieron así su mejor escuela. El campamento entero las promovió a ser nuestras mejores compañeras. Y tal porque ni Julieta ni Chofi las consideraban “menores de edad”.


 




Y cómo las extrañamos, al día siguiente de su partida:

- Se nos fue la Niñez – escucho susurrar a un Gérman fraternal y enigmático, acaso por la cantidad de veces que ambas habían conseguido arrancarle una sonrisa en lo más jodido de la jornada.


Como en Chorro Blanco, mientras el helicóptero aquel nos soltaba de un solo saque todos los rosquetes a la par… pero eso es otra historia. -


Kamarada Dock Sur
(El amigo de Ernie Pike)

Edición: Ilda Marques


Post – Scriptum: Este relato de Facundo Cabral va de regalo (exclusivo) para Eva y Victoria, tal como fue decidido en la última tenida de los Hijos de la Tempestad, que tuvimos en la Biblioteca de Villa Manuelita, inspirados por sus bellos nombres y la historia, para que lo compartan con los suyos.




 
Kamarada Dock Sur
(El amigo de Ernie Pike)

Edición: Ilda Marques

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